jueves, 1 de diciembre de 2011

Ella

Sostiene la perdición y mantienen colgando la fe;
Su mirada vacía y callada.




He dejado de creer que algún día la veré reír,


Se fue.




Me dejó tan solo sus manos tristes, y sus sueños bajo la almohada.
No tengo más allá de su recuerdo.


Su mirada vacía, las mejillas más suaves,
su rostro: las líneas más fuertes y sensibles que jamás volveré a leer.


No podré beber jamás una piel así, nunca más.




Como acto de aferro
cada noche la traigo de vuelta
en aquella ventana


             y
                 muero con ella un poco más.






















Ella... fría y cálida,
perfecta.



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